Boletín Nº132 - Febrero 2024
Anticuerpos antifosfolipídicos: detección y relevancia clínica
En el laboratorio, lo que clásicamente define al Síndrome Antifosfolipídico (SAF) es la presencia persistente de los denominados anticuerpos antifosfolipídicos. Estos constituyen una familia heterogénea de autoanticuerpos que están dirigidos frente a proteínas que intervienen en la cascada de la coagulación y que tienen afinidad por los fosfolípidos de las superficies celulares. Los anticuerpos con mayor relevancia clínica son los incluidos en los requerimientos de laboratorio de los criterios de clasificación del SAF. Estos anticuerpos, denominados anticuerpos antifosfolipídicos clásicos, son los anti-cardiolipina y anti-β2-glicoproteína I de isotipo IgG e IgM y el anticoagulante lúpico. Además de estos anticuerpos incluidos en los criterios de clasificación, también se han descrito anticuerpos frente a otros fosfolípidos y cofactores, frente a dominios concretos de los cofactores o de isotipo IgA. Estos nuevos anticuerpos, o anticuerpos antifosfolipídicos no clásicos, tienen significaciones clínicas aún por establecer y su posible papel etiopatogénico es mucho menos conocido. A continuación haremos un repaso de la detección de estos anticuerpos y de su relevancia clínica.